Parece que hablar en la actualidad de hacer un mailing o trabajar sobre el newsletter es casposo, que no se lleva, ahora “lo más” es crear perfiles en redes sociales y hacer muchos fans. Pues el viejo y antiguo newsletter es, hoy en día, la mejor herramienta de venta y/o comunicación.
Normalmente el correo electrónico llega a la bandeja de entrada (a veces se va a anti-spam) y se queda ahí hasta que lo lees o borras. Si es de alguien conocido o si el asunto engancha lo abres y no lo tiras a la papelera, en cambio en redes sociales si no te aparece en el timeline no lo ves. La cantidad de buenos artículos que habré dejado de leer por no estar conectado en alguna red social cuando se publicó.
Como siempre hago, vamos a definir qué es un newsletter:
Una newsletter (boletín de noticias o boletín electrónico) es una publicación que las empresas envían periódicamente por correo electrónico a sus afiliados para informarles sobre sus productos, promociones y noticias. En definitiva: una herramienta efectiva para hacer marketing digital.
Qué tenemos que tener en cuenta:
– Lenguaje de comunicación: la pregunta es ¿cómo hablar al usuario?. Este punto dependerá del perfil del usuario: edad, nivel cultural, empresa o individuo, manejo de herramientas de Internet, etc. La “jerga” utilizada para llegar al usuario de 20 años no debe ser la misma que para un usuario de 50 años.
– Tecnicismos: en ocasiones creemos que por utilizar más tecnicismos vamos a ser mejor valorados por el usuario, y lo que conseguimos es aburrirlo y evitar que lea lo que enviamos.
– ¿Qué espera el usuario de nosotros?: si tenemos un afiliado que se ha inscrito en nuestro newsletter para ser informado sobre cierto servicio o producto, no le enviemos información de otros productos distintos, o por lo menos no de forma directa.
– Sencillo: el newsletter debe ser simple y sencillo, dirigiendo al usuario a la dirección que se desea con un único clic de ratón y la información debe ser clara.
– Una imagen vale más que mil palabras: el usuario debe tener claro de lo que hablas en 1 segundo y como nos enrollemos se marcha. No nos podemos pasar con las imágenes para que el mensaje no sea considerado spam.
– Si se hacen personalizados genial: saludas por su nombre y si tienes relación con este te despides con el tuyo.
– ¿A qué hora lo envío?: lo que dicen los estándares es martes, miércoles o jueves después del café de la mañana o por la tarde a primera hora porque es cuando dedicamos cinco minutos a leer correo o ver las redes sociales. Esto es lo que dicen lo estándares, la realidad es que hay que probar y que cada perfil de usuario tiene su momento, yo he trabajado en campañas de newsletter que la mejor hora era la 1 de la mañana (extraño, pero verdad).
– Medir la repercusión del newsletter: tenemos que saber si ha funcionado el envío, para ello, la forma más cómoda y fácil es ver las visitas que han llegado a la página de destino a través de una herramienta de análisis, como analytics de Google.
– Importantísimo el asunto: creo que es lo más importante, es lo que va a enganchar al usuario para leer el mensaje.
– Cuidar la base de datos: eliminar o modificar correos que no existen, clasificar a los usuarios según ciertas características, etc.
– Aspectos legales: se debe tener permiso para enviar correo del usuario y dar la opción de darse de baja.
Una herramienta para gestionar las campañas de newsletter es el CRM. En el blog de mi compañero Enrique podéis encontrar una descripción del CRM (CRM: los orígenes de todo esto).
Pero, ¿esto es muy complicado?, no. Se puede empezar haciéndolo de forma manual utilizando cualquier gestor de correo electrónico, si funciona se puede utilizar algún software específico para esta tarea o contratar la programación de uno a medida, y si se quieren llegar más lejos hay empresas especializadas en esto (cuidado hay algunas muy buenas y otras que mejor no tocarlas).
